
La catrina es uno de los símbolos más representativos del Día de Muertos en México. Es una mujer esqueleto que lleva un gran sombrero de estilo francés sobre su calavera.
Según cuenta la leyenda, el origen de la Catrina es la figura azteca Mictecacihuatl, la diosa de la muerte. Dicha Diosa, se quedó con los huesos de los muertos, y los guardó para que, si fueran necesarios, pudieran utilizarse.
La gran dama de la muerte apareció por primera vez en 1912 y su creador fue el ilustrador mexicano José Guadalupe Posada. Su nombre original era “La Calavera Garbancera” y nació como una crítica al clasismo de la sociedad mexicana.
Su significado es que la muerte nos iguala a todos, ricos y pobres. El nombre tiene su origen en los vendedores de garbanzos, que renegaban de sus raíces indígenas y aspiraban a tener el estilo de vida de los europeos.
Fue Diego Rivera quien le dio su atuendo característico, con su estola de plumas, al plasmarla en su mural 'Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central', donde la calavera aparece con su creador, José Guadalupe Posada y una versión infantil de Rivera y con Frida Kahlo.
El mural fue pintado al fresco en 1947 por Rivera para un hotel muy importante en el Centro Histórico de la ciudad de México, el Hotel del Prado (destruido en los sismos de 1985) y actualmente está ubicado en el Museo Mural Diego Rivera, creado especialmente para preservar el mural, considerado uno de los más conocidos visualmente de la fructífera etapa del muralismo mexicano.
"Hay hermosas garbanceras de corsé y alto tacón, pero han de parar en calaveras, calaveras del montón", se lee en una vieja copia del verso resguardado en el museo junto a la placa de metal original que sirvió para la impresión.
Las Catrinas también estuvieron acompañadas en los periódicos por las famosas calaveras. Las calaveras literarias, son composiciones en verso tradicionalmente mexicanas que en vísperas del día de muertos se suelen escribir como otra de las manifestaciones de la cultura popular para hacer burla tanto a los vivos como a los muertos, y recordar que todos nos vamos a morir.
Están escritas con un lenguaje satírico o burlesco y son textos muy breves pero que reflejan todo el espíritu y festividad del mexicano frente a la muerte. Hoy en día se acostumbra que los niños en la escuela hagan burla o crítica de algún personaje o situación de interés general o moda con este formato.
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