El color amarillo y su significado

El color amarillo ha sido fuente de misticismo desde la antigüedad, el cual tiene un significado curioso y bastante contradictorio; por un lado se le asocia con la felicidad, la alegría y el optimismo y por el otro, con los celos, la envidia, el egoísmo y algunas enfermedades.

El color amarillo es de los más versátiles que existen, pues puede transformarse con tan solo una pizca de otros colores, lo que lo convierte en una tonalidad completamente vulnerable. Es luminoso pero a la vez muy frágil, lo que puede repercutir en el estado de ánimo de las personas que lo llevan. Y, aunque cuesta de creer, el color amarillo tiene más de 100 tonalidades.

Como color del Sol que es, el amarillo serena y anima y se considera un color energizante; sin embargo, también puede incentivar al enojo, los celos y las envidias. Es el color de la iluminación y del entendimiento, pero también el de los traidores.

A la hora de vestirnos el significado del amarillo suele ser desenfado y llamar la atención; aunque también se suele asociar con el honor, la lealtad, felicidad, diversión, juventud, la estabilidad, la seguridad, teniendo relación también con la cobardía y el lujo.

Se trata de un color alegre y brillante que está asociado a la parte intelectual de la mente y a la expresión de los sentimientos y pensamientos. Facilita la expresión y el poder de la palabra.

En los últimos años el significado del color amarillo ha ido cambiando, especialmente desde que más personas se interesan por el Feng Shui, en donde el amarillo está considerado como el representante del chakra Manipura, que es el tercer chakra espiritual. En el Feng Shui, también es un color que representa el poder personal, la sabiduría y la relación con el mundo material.

También está asociado a la belleza y al narcisismo. Es por esto que los narcisos, la flor, son de color amarillos. Y aunque, normalmente, está asociado con la juventud, en algunas culturas también está asociado a lo viejo, lo antiguo y el pasado, como es el caso de las hojas de un libro o las telas, que de ser blancas comienzan a hacerse amarillas.